LOS HÉROES CULTURALES

La mayor parte de las tradiciones orales de los indios norteamericanos describen con términos muy imprecisos a los misteriosos seres que crearon el cosmos a partir de la nada. Modelaron un mundo vacío e informe en el que posteriormente se desplegó y se desarrolló el drama de la vida. En cuanto el universo cobró existencia, seres más conocidos y accesibles transformaron la tierra yerma y la volvieron habitable. Los antropólogos occidentales denominan «héroes culturales» o «transformadores» a estos personajes que suelen contar con personalidades y características humanas o animales. Dotaron al paisaje de su configuración física, así como de la flora y la fauna, y defendieron a los primeros humanos de los monstruos. Intervinieron activamente en los asuntos humanos y transmitieron a los pueblos la luz, el fuego y las herramientas y técnicas de sus culturas tradicionales.

Algunos transformadores fueron seres generosos y heroicos que desempeñaron la función de guardianes para garantizar la supervivencia de las primeras personas y sus descendientes. Por ejemplo, los penobscot del noreste cuentan que el héroe Glúskap mató a una rana monstruosa que provocó la sequía porque bebió toda el agua del mundo. Los atapascos septentrionales se refieren a un héroe generalmente conocido como Hombre Castor (que algunos grupos llaman Viejo, Sabio o Navegante), que luchó contra diversos gigantes feroces -Oso, Glotón y otros- que pretendían devorar a los primeros humanos. Los monstruos intentaron atrapar a Hombre Castor, que siempre se las ingenió para esquivarlos.

Otros transformadores fueron «timadores»: personalidades imprevisibles, egoístas y traviesas que a menudo produjeron cambios en el mundo debido a la temeridad de sus actos. Por ejemplo, en los relatos de la costa noroccidental, el timador Visón tenía problemas constantes a consecuencia de su insaciable apetito sexual. Conviene señalar que la mayoría de los transformadores de las tradiciones indias -Cuervo, Coyote, Conejo de Rabo Blanco y muchos más- tenían atributos tanto de héroes como de timadores.

De acuerdo con las convicciones norteamericanas nativas, dichos seres moraban en un pasado sagrado que no es una época remota y primordial, sino un mundo vivo e invisible. Se trata de un concepto que a los occidentales nos cuesta entender pues significa que, aunque sucedieron en secuencia lineal, acontecimientos descritos en los mitos -como el relato tsimshian del robo de la luna por parte de Cuervo- no han quedado en el pasado, sino que siguen existiendo, lo mismo que Cuervo, «allá afuera».

Este «pasado presente» es un mundo en el que los animales y los seres humanos viven en sociedades estructuradas de forma parecida. Pueden conversar entre sí y cambiar de forma a voluntad. Por ejemplo, en algunas narraciones de los tsimshian, Cuervo es un hombre (o un humanoide) que lleva vestimenta de cuervo y que puede quitársela para mostrar su forma humana. Algunas versiones apaches del popular héroe timador Coyote lo presentan vestido de apache, hablando y actuando como los seres humanos, aunque por momentos corre a gatas. Sólo en el mundo visible los humanos y los animales presentan formas fijas claramente definidas.

Los indios perciben las pruebas de este «pasado presente» a través de visiones, sueños y los recuerdos perpetuados por la tradición oral. Con frecuencia los seres de esa época dejan sentir su presencia en el mundo material. Por ejemplo, cada vez que estalla una tormenta, un norteamericano nativo tradicional puede considerar los relámpagos como el parpadeo de un ser al que llaman Pájaro de Trueno y el viento como el rugiente aleteo de sus alas.

El Pájaro de Trueno aparece en muchas tradiciones nativas como héroe cultural: por ejemplo, mata bestias acuáticas parecidas a dragones o captura ballenas para alimentar a pueblos hambrientos.

Las historias de los héroes y los timadores se mantienen vivas a través de la palabra. Las narraciones se refieren en contextos religiosos y seculares y, aunque aluden a una época sagrada, en modo alguno constituyen una liturgia inflexible de forma y contenidos rígidos. Pueden existir considerables diferencias entre las diversas versiones. En ocasiones dos mitos prácticamente distintos dan cuenta del mismo fenómeno. Un relato de los washos californianos cuenta que una figura denominada Mujer de la Creación formó las tribus de California a partir de semillas de espadaña. Otra narración de estos indios sostiene que los antepasados de los pueblos californianos fueron los tres hijos del Hombre de la Creación, que discutieron y se pelearon.

La flexibilidad y la apertura de la mitología nativa ha dado pie a que poderosas influencias externas -como el cristianismo- introdujesen personajes nuevos en los antiguos relatos. Por ejemplo, a principios del siglo XX, algunas narraciones de timadores y transformadores de los salish de la costa noroccidental incorporaron a un héroe llamado Jesús el Viajero. Este personaje obtuvo peces a partir de espinas de pez y enseñó al pueblo a fabricar hachas, martillos y trampas para capturar salmones.

Es posible que las influencias externas hayan debilitado las tradiciones antiguas, lo que no ha impedido el surgimiento de nuevos héroes culturales nativos. Puede tratarse de seres de carne y hueso, ya que los indios no distinguen entre lo que los europeos calificamos como «mitológico» e «histórico». Uno de los héroes culturales más recientes es Dull Knife (Cuchillo Romo), jefe de los cheyenes septentrionales. Dull Knife desafió el traslado de su pueblo a Oklahoma en 1877 y condujo a 383 cheyenes enfermos y casi desarmados a su tierra natal. Esquivó al ejército de Estados Unidos hasta que, a finales de octubre de 1878, se rindió con sus seguidores. Los encerraron en un viejo cuartel de Fort Robinson, en Nebraska, desde el que, el 9 de enero de 1879, Dull Knife encabezó una espectacular fuga. Posteriormente muchos cheyenes fueron asesinados, pero Dull Knife, su familia y otros cheyenes sobrevivieron. Más tarde se les concedió una reserva a orillas del río Tongue, en Montana. Los cheyenes septentrionales modernos recuerdan emocionadamente a Dull Knife como el salvador de la nación. Consideran que sus triunfos son tan mágicos e importantes como los de Coyote, Cuervo y otros héroes que desafiaron a los enemigos del pueblo.