En los libros de los Vedas, Visnú aparece pocas veces, como joven acompañante del gran dios Indra. Su más famosa hazaña, narrada en los himnos védicos, fue el "medir" el universo con tres zancadas gigantes, reclamándolo para la humanidad a los reyes demonios. La leyenda nos habla de su poder y omnipresencia, que fueron desarrollados por autores posteriores hasta convertirse en un poder mayor que el de Indra, de modo que a veces el rey védico de los dioses se veía obligado a pedir ayuda a Visnú.
En los Puranas, Visnú es descrito como el Señor del Universo y Protector de la Humanidad. Sus atributos son el disco (chakra), la concha (shankha), el mazo (gada) y el loto (padma). Su consorte es Lakshmi, la hermosa diosa de la riqueza, el honor, la fe y el amor, que está sentada en una flor de loto.
Visnú es más conocido, sin embargo, a través de sus avatares, las encamaciones que asume para ayudar a la humanidad en su lucha contra la oscuridad. Muy pronto se le adjudicaron veintiocho avatares, a medida que las deidades del panteón védico se fueron incorporando a los últimos poemas épicos, pero hacia el siglo VIII se le reconocían diez. Los tres primeros avatares (Matsya, un pez; Kurma, una tortuga, y Varaba, un jabalí), son criaturas mitológicas procedentes de los relatos cosmogónicos de los Vedas, ninguna de las cuales estaba relacionada con Visnú en los textos originales. El cuarto avatar, Narashima, es un hombre-león que rescata al mundo de un terrible demonio, mientras que el quinto, Vamana, es un enano que reclama el universo para la humanidad, cubriéndolo en tres zancadas. Esta historia se relaciona claramente con las hazañas védicas atribuidas a Visnú.
El sexto avatar es Parashurama, "Rama con el hacha", que mató a muchos arrogantes barones y guerreros. Su inclusión en el panteón puede reflejar las disensiones entre los brahmines y los kshatriyas, ya que cada clase deseaba tener el poder y la influencia. Rama y Krisna, el séptimo y octavo avatares de Visnú, son los relumbrantes héroes del Ramayana y el Mahabharata, y es de ellos de donde procede la reputación de Visnú como señor y benévolo protector de la humanidad.
El noveno avatar es Buda, a pesar de la hostilidad de muchas enseñanzas budistas sobre las creencias hindúes. La inclusión de Buda es un notable testimonio de la capacidad del hinduismo para evolucionar absorbiendo y redefiniendo cualquier cultura o doctrina que pueda desafiarlo. Finalmente está Kalki, el futuro avatar, que aparecerá al final de esta era para castigar a los malvados, recompensar a los píos y devolver el universo al brahmán.