El amor de Krisna por Radha simboliza la devoción bhakti.
El bhakti (en sánscrito tardío, "devoción reverencial") fue un movimiento que se basaba en la unjan emocional y el amor del devoto por su dios personal. Suponía, por tanto, una relación dual entre el fiel y el dios. Aunque las principales deidades del panteón hindú tenían cultos devocionales, el bhakti se dedicó sobre todo a Krisna, un avatar de Visnú. En el Bhagavad Gita, Krisna enseña bhakti yoga ("el camino de la devoción"), colocándolo por encima de otros caminos a la salvación a través del karma (actividad ritual) y el jnana (conocimiento espiritual). Dijo a sus devotos: "Veneradme con amor y os concederé la regla de la comprensión del modo en que llegue a mí."El movimiento bhakti alcanzó su punto álgido desde h. 500 d.C. hasta h. 1500 d. C., surgiendo al sur de India antes de extenderse hacia el norte. Su característica principal fue un culto intensamente emocional, expresado en términos de amor personal, ansias, cortejo y éxtasis. Los cultos bhakti reaccionaban contra la rígida exclusividad de los brahmines, con sus elaborados rituales que requerían un conocimiento del sánscrito. A menudo rechazaban el papel del sacerdote como intermediario entre el devoto y la deidad, enseñando en lugar de ello que la gracia divina estaba al alcance de todos, fuera cual fuese el sexo o la casta. Mientras los estudiosos bhakti llenaban los templos del sur de India, bandas de devotos viajaban por el campo, visitando santuarios, cantando himnos devocionales y debatiendo con los santones locales.
Todas las sectas bhakti compartían la doctrina básica de la gracia divina y el amor extático. Los poetas bhakti escribían acerca de una intensidad de la culpa y el ansia por la redención cercanas a la teología cristiana. Como el Nuevo Testamento, las sectas bhakti enseñaban que el amor divino puede expresarse también amando a nuestros semejantes, sea cual sea su esta-tus social. Pero al revés que en las iglesias cristianas, las sectas bhakti admitían a las mujeres sacerdotes.
Los seguidores bhakti se oponían al budismo y al jainismo, y aceleraron el declive de ambos en el sur de India hacia el siglo X. La llegada de los musulmanes a la cuenca del Gangas a partir del siglo XII contribuyó paradójicamente a la extensión del movimiento bhakti, pues a los brahmines, con su rígido ritualismo, les costó más sobrevivir sin el apoyo real que a los bhakti. El devocionalismo bhakti afectó incluso al islam: hay poemas musulmanes que empiezan con la típica invocación a Alá, pero proclaman que Krisna es uno de los profetas musulmanes.
Leer textos sagrados es un acto popular de bhakti.