Durga es una manifestación de Devi y se la venera generalmente como al aspecto terrible de la diosa benigna Parvati, hija de los Himalayas. Pero mientras Parvati actúa solamente como consorte de Siva, Durga existe por derecho propio, matando a los demonios de la ignorancia con el poder (shakti) de su ferocidad.
Desde los primeros siglos de la era actual, Durga ha sido reverenciada por toda India por acabar con el búfalo-demonio Mahishasura. La historia, procedente de Durga Charitra («Las hazañas de la Gran Diosa Durga»), es una de las más famosas leyendas hindúes. El gran demonio Mahishasura practicaba austeridades tan extremas que los dioses se vieron obligados a concederle un poder casi infinito. Él adoptó la forma de un búfalo y embistió las puertas del cielo. Los dioses, furiosos, abrumados por el tremendo poder del demonio y el arita (desorden) que producía, crearon a Durga, combinando su poder en una sola deidad. La poderosa diosa aniquiló hordas de ejércitos de demonios y finalmente mató a Mahishasura colocándole el pie sobre el cuello y decapitándolo.
Kali, «la negra», es la destructora, la temible diosa con larga lengua roja. Sus enemigos son devorados por su boca cavernosa; sus ojos están inyectados en sangre, deseosos de lucha y carnaza, y una corona de calaveras le cuelga alrededor del cuello.
La imagen de Kali es la más terrorífica de todas las deidades hindúes, y es tan adorada como temida por sus devotos. Los poetas y eruditos indios de los siglos XVIII