La sabiduría védica enseña que todos los seres vivos de este mundo son almas eternas que viven en un cuerpo temporal. El alma individual, llamada atma, es una partícula de la naturaleza divina. Su presencia en tanto que ego da energía al cuerpo. Todas las almas tienen sus propios deseos de disfrutar del mundo, y para cumplirlos tiene lugar el ciclo de la reencarnación, denominado samsara. Cuando el alma deja al cuerpo que muere, se reencarna en otro cuerpo, como un actor que se cambia de ropa. Al pasar de un cuerpo a otro en busca de la felicidad, el alma pasa por todas las formas de vida, de los insectos a los dioses.