A causa de su función sagrada como hogar de lo divino, el templo es vulnerable y necesita ser protegido de fuerzas negativas no deseadas, como las de los demonios Asura que mantienen una guerra constante contra los Devas (dioses).
Por esta razón, las puertas y aperturas están siempre guardadas por figuras armadas. Pero la protección se extiende más allá de la exhibición de armamento. Diosas propicias del río, a las que se reconoce por el monstruo acuático -o tortuga- que montan, emblemáticas del Ganges y el Yamuna, aparecen por todas partes. También aparecen parejas de amantes, con los miembros entrelazados en íntimos abrazos. La energía sexual de estas parejas se identifica con las fuerzas de la naturaleza que aseguran una protección mágica. Escenas con parejas unidas pueden verse en las puertas de muchos santuarios hindúes. En algunos templos, como en Khajuraho y Konarak, forman importantes composiciones por derecho propio, representando la protección mágica necesaria para garantizar el éxito del templo.