El puja es cualquier ceremonia hindú, desde un sencillo rito en casa hasta un elaborado festival público, en el que se adoran imágenes de los dioses. Sus componentes varían de una secta a otra y de un lugar a otro, pero el puja se rige, al menos teóricamente, por reglas que se encuentran en los Shastras y Agamas (textos sagrados) y que probablemente han cambiado muy poco en los últimos dos mil años.
En el puja, una deidad, supuestamente manifiesta en su imagen, es tratada como el invitado especial. Elaboradas ceremonias acompañan la instalación del icono en un templo, determinando cómo debe colocarse la imagen y cómo debe ser vestida.
En primer lugar, la consagran los sacerdotes del templo, que cantan mantras y purifican la imagen con incienso y alcanfor. Los sacerdotes invitan después a la deidad a que descienda hasta su imagen, y animan al icono con los ritos de infundirle aliento y abrirle los ojos.
Muchas imágenes de Visnú y sus avalares muestran a la deidad con forma humana, pero la representación más corriente de Siva es el linga, un símbolo fálico en forma de corto pilar cilíndrico colocado en el yoni, un símbolo de la vulva cósmica.
El puja suele celebrarse dos o tres veces al día: al amanecer y al atardecer, y a veces también al mediodía y a media noche. El pujan (el sacerdote que oficia) es responsable del bienestar del icono.
Puede practicar solo el puja, purificándose primero lavándose con agua consagrada antes de abrir la puerta del santuario interior. Músicos del templo pueden tocar el tambor y grandes cuernos en ese momento, o el pujan puede simplemente tocar una campana y batir palmas para despertar al dios durmiente. Tras pedirle permiso, el pujari lava una estatua antropomórfica, lo unge con óleos, alcanfor y pasta de madera de sándalo y lo viste de guirnaldas y ropajes.
Un linga se lava con leche y agua sacada de un río sagrado como el Ganges. Mientras el líquido se derrama sobre el linga, cae sobre el yoni que está debajo y corre por un caño en el que se recoge, santificado por su contacto con la deidad. El linga es ungido con ghee (mantequilla líquida) y pasta de madera de sándalo, y luego decorado con flores. En los puja arti (ligeros), un plato de metal con varias mechas encendidas, gira frente al linga y ante la congregación, que pasa sus manos sobre las llamas para recibir el darshana (bendición) de la deidad. El darshana marca el clímax del ritual, cuando la deidad plenamente despierta se muestra a los devotos entre sonidos de cuerno y tambor y el balanceo de las bolas de incienso.