RAMAYANA, RELATO ÉPICO DE RAMA

Erase una vez un sabio rey que tenía por nombre Dasaratha y gobernaba el próspero reino de Ayodhya, en el norte de la India. Estaba viejo y cansado, mas no tenía heredero. En respuesta a sus plegarias le nació un hijo, Rama, séptima encarnación de Vishnu.

Cuando Rama llegó a la edad adulta se desposó con la divina Sita, nacida milagrosamente de la tierra. Rama era amado por todos con excepción de su madrastra Kaikeyi, que le obligó a desaparecer en la selva a fin de que fuera rey su propio hijo. Allí vivió catorce años con su amada Sita. En el último año de su exilio, el diabólico rey Ravana raptó a Sita enviándole al brujo Maricha en forma de ciervo dorado. Cuando Sita vio al hermoso ciervo, rogó a Rama que lo capturase para ella. Mientras Rama perseguía al ciervo, Ravana la raptó, llevándoselo por los aires en su carro tirado por asnos hasta la ciudad dorada de Lanka.

Rama, sin esperanzas de encontrar a Sita, se entristeció. Pero su hermano Lakshmana le animó y fueron juntos a encontrarse con Hanuman, el dios mono, que tenía poderes sobrenaturales. Hanuman prometió encontrar a Sita, y tras buscar por toda la India la descubrió encarcelada en una arboleda de mangos de la isla de Lanka, la actual Sri Lanka. Incendió la ciudad dorada y se apresuró a volver junto a Rama con las noticias. Dirigieron juntos un gran ejército de monos que llevaron a Lanka cruzando un puente de piedras flotantes; a continuación tuvo lugar una batalla terrible en que finalmente Rama se enfrentó a Ravana en singular combate y lo mató.

Al hacer tal cosa cumplía el deseo originario de los dioses, que habían rogado que los descendientes de Vishnu liberasen al universo de la tiranía de Ravana. Rama volvió triunfante a Ayodhya en compañía de Sita y se convirtió en rey. Pero la historia no termina aquí. Trágicamente, rechazó a Sita por haber vivido en casa de Ravana, por lo que a ojos de los hombres había perdido la castidad. Este cruel giro de la historia es característico de gran parte de los mitos hindúes, en los que hay muy poca diferencia entre el acierto y el error. En el exilio, Sita dio a Rama dos hijos gemelos y terminó su vida volviendo al abrazo de la Madre Tierra, de donde había salido. Rama siguió viviendo con el corazón roto, y tras gobernar Ayodhya durante 11.000 años, se desvaneció junto con todos sus seguidores.