Para los hindúes la totalidad del mundo es sagrada: las montañas son huesos de Vishnu, las nubes los cabellos de su cabeza, el aire su aliento, los ríos sus venas, los árboles el vello de su cuerpo, el sol y la luna son sus dos ojos y el paso del día y la noche el movimiento de sus párpados.
Todo permanece en mí como las perlas ensartadas en un collar. Yo soy la fragancia original de la tierra. Yo soy el gusto en el agua. Yo soy el calor en el fuego y el sonido en el espacio.
Yo soy la luz del sol y de la luna y la vida de todo lo que vive.