Mientras que Visnú es constante y está claramente definido en su lucha por la rectitud, Siva es el más ambiguo de las principales deidades del mundo. Es fálico; siempre erecto, aunque nunca otorga su semen, Señor del campo de la Cremación pero símbolo de regeneración, modelo del poder silencioso de la concentración ascética, y también salvaje viento del cambio.
Como Señor del Yoga, Siva trasciende la ilusoria naturaleza de la realidad. Mientras Visnú se encarna a sí mismo para actuar en este mundo, Siva permanece ausente, y se le retrata o bien meditando en lugares remotos del Himalaya o bien en su forma abstracta de linga, símbolo del falo. El poder de Siva (shakti) para actuar en la realidad está personificado sin embargo en formas femeninas, como sus consortes Sati y Parvati, y como las diosas destructivas Kali y Durga, todas las cuales son a su vez aspectos de Devi, la gran Diosa. Se dice que toda la tierra de India es el cuerpo de la Diosa, por lo que sus devotos pueden conocerla y acercarse a ella.
Parvati es la hija del Himalaya, y las historias que cuentan su vida mitológica tienen sus raíces en las montañas. Con sus hijos, Ganesha de cabeza de elefante y el dios guerrero Skanda, son la "familia divina" de la mitología hindú, y sus vidas mitológicas son simbólicamente representadas por los sadhus (renunciantes).