Aunque fue Babur el que fundó la dinastía mogola, se considera a Akbar su más grande emperador. A los diecisiete años arrebató el poder a sus consejeros, y durante el medio siglo que duró su gobierno, Akbar construyó un imperio que fue quizá el más sofisticado desde el punto de vista de la cultura y la economía de su tiempo en todo el mundo. Se abonaba el salario de los funcionarios con monedas, los campesinos pagaban impuestos según su producción y, contrariamente a sus equivalentes feudales en Europa, tenían pleno derecho a poseer sus tierras. Akbar no trató de sojuzgar, sino que coexistió con la población hindú de India. Cortejó a los reyes de Rajput casándose con la hija de Raha Bhaimal de Amber en 1562. En 1563 abolió un impuesto que se les exigía a los peregrinos hindúes de paso hacia los lugares sagrados, y al año siguiente revocó el odiado impuesto jizyu que pagaban todos los no musulmanes.
El Taj Mahal fue construido en la orilla sur del río Yamuna, a las afueras de Agrá, por Shah Jehan en memoria de su amada esposa, Arjuman Banu Begam, también llamada Mumtaz Mahal («Escogida del Palacio»), de la que este edificio tomó su nombre. El conjunto se tardó en construir más de veinte años y dio trabajo a más de 20.000 obreros.