VIDA DE BUDA

El Buda (el "Iluminado") nació como Siddharta Gautama h. 563 a. C. Era una figura histórica, un príncipe de los shakyas, los habitantes de un pequeño estado que se encuentra junto a la moderna India y Nepal. Vivió en un tiempo de prosperidad y agitación social. Una carretera se extendía desde el norte de India hasta Grecia, permitiendo que las ideas se intercambiasen libremente. Buda fue más o menos contemporáneo de los filósofos griegos Pitágoras y Heráclito, y, junto con Mahavira, el último de los Tirthankaras jainistas.

Lo que se conoce de la vida de Gautama hasta que alcanzó la edad de veintinueve años es mitológico. Textos posteriores del Mahayana elogian a Siddharta Gautama, retratando su vida como un sendero predestinado al estado de Buda. El rey, su padre, hizo todos los esfuerzos posibles para mantener apartado al futuro Buda de la dureza de su camino, obligándolo a permanecer dentro de los terrenos del palacio, mientras le proporcionaba todos los lujos materiales posibles. A la edad de dieciséis años, Siddharta se casó con una hermosa mujer y tuvieron un hijo, con lo que cumplía con los deberes como cabeza de un hogar indio tradicional. El momento decisivo llegó cuando Siddharta tenía veintinueve años y se aventuró fuera de los terrenos del palacio.

Reconociendo los buenos auspicios del momento, los dioses se regocijaron, enviando "cuatro signos" a la tierra que iluminarían el futuro camino de Buda. El primer asigno" que vio fue un anciano decrépito, apoyado en un bastón. El futuro Buda, hasta entonces protegido de la realidad del sufrimiento en el mundo exterior, preguntó al conductor de su carro por qué el hombre estaba tan débil. El conductor le contestó que el hombre era viejo, y que la vejez afecta a todos los hombres. El futuro Buda se quedó muy impresionado por aquella experiencia. Cuando salió al siguiente día fue sorprendido por la visión de un hombre que padecía una enfermedad. Preguntó la causa, y le dijeron que todo el mundo sufre cuando le atrapa la enfermedad. En la tercera ocasión vio un cadáver que llevaban a la cremación, y así descubrió que la muerte existía en el mundo.

La vejez, la enfermedad y la muerte se convirtieron en las "tres marcas de impermanencia". Revelaron que debido a su total transitoriedad, la vida es inseparable del sufrimiento (dukkha). Atormentado por la duda, el futuro Buda salió una vez más del palacio. Uno de los dioses se apareció ante él como un hombre santo vagabundo, cuya tranquilidad convenció al príncipe de que la contemplación ofrecía la posibilidad de liberarse del sufrimiento que había visto en el fondo de la existencia. Poco después, Siddharta dejó a su esposa y a su hijo y se marchó vestido de asceta vagabundo.

Empezando su búsqueda de la iluminación, el futuro Buda se fue al sur, en dirección a las principales zonas de aprendizaje espiritual. Tras haber recibido instrucción de los más distinguidos gurús, llegó a una ermita de la selva. Los monjes desnudos, que practicaban severas austeridades, le enseñaron que el dolor y la renuncia eran la fuente de la liberación. Siddharta lo negó, argumentando que ya que el cuerpo funciona a través de la mente, es la mente, y no el cuerpo, la que tiene que ser completamente controlada. Por tanto, rechazó la senda del ascetismo y siguió en su búsqueda de la iluminación.

A la edad de treinta y cinco años, Gautama llegó finalmente a Bodh Gaya, donde se sentó bajo un árbol que ha sido interpretado después como el Árbol de la Vida. Juró que no se levantaría hasta que encontrase la iluminación. Tras cuarenta y nueve días de meditación solitaria, alcanzó el nirvana, el estado de permanencia que se encuentra dentro del flujo de la vida diaria. Entonces se convirtió en el Buda, "El que está completamente despierto".