VISNÚ

El protector del mundo

En el Rigveda se alaba repetidamente a Visnú, el «de los grandes pasos», por haber dado tres pasos que difundieron y distribuyeron el cosmos, estableciendo así el universo habitable para dioses y hombres. Es amigo y aliado de Indra, le ayuda en su lucha contra Vritra y extiende los espacios entre el cielo y la tierra. Es benévolo, y jamás se enemista con la humanidad y siempre está dispuesto a cubrir de favores a sus fieles.

La omnipresencia de Visnú también queda patente en su identificación con la columna cósmica, el centro del universo que lleva hasta los cielos y los sustenta, la estaca a la que se ataba a la víctima del sacrificio ritual védico. En la literatura védica posterior, las actividades de Visnú adoptan una forma más narrativa, como cuando se convierte en enano para arrebatarle el mundo a un demonio, por ejemplo. Empieza a darse una expresión a su benevolencia y sus actividades que con el transcurso del tiempo llega al punto culminante con el concepto de avatar.

A la consorte de Visnú, Shri, diosa de la prosperidad y de la buena fortuna, conocida también como Lakshmi, se la reconoce con frecuencia como una de las cosas buenas que surgieron cuando se batió el océano: se siente atraída hacia Visnú, que vigila la operación, y el dios tiene derecho a la bella diosa en virtud del papel que desempeña. En el período épico tardío se vinculó constantemente a Shri con Visnú, pero varios mitos primitivos cuentan que Indra pierde, adquiere o recupera el privilegio de la presencia de Shri, asociada con la fertilidad. En un mito se dice que cuando Shri se sentó junto a Indra, el dios empezó a emitir lluvia y los sembrados crecieron.