En las sociedades tribales del mundo entero existen expertos en la exploración del mundo invisible del espíritu, reconocidos como tales por todo el grupo. Estos personajes, que por lo general aplican sus descubrimientos en beneficio de sus semejantes, se denominan «chamanes», término tomado de los tunganes de Siberia.
Muchos mitos derivan de los viajes del chamán al mundo del espíritu, en el transcurso de los cuales se encuentra y habla con seres espirituales que en muchos casos adoptan forma animal. Se dice que el chamán abandona su cuerpo durante el trance inducido por drogas psicotrópicas o por el sonido rítmico de un tambor o una carraca.
Todos los chamanes cuentan experiencias similares sobre el ascenso o descenso por una columna o eje místico para explorar las regiones superiores e inferiores del cosmos. Con frecuencia, este eje o columna se concibe en forma de árbol, que se alza desde el inframundo hasta el cielo. E
n esos reinos invisibles situados por encima y por debajo del mundo visible de la vida cotidiana se libera el chamán de las limitaciones impuestas por el tiempo, el espacio y la identidad personal y puede asumir los atributos de animales poderosos: el águila o el oso en Norteamérica y el norte de Asia, el jaguar en América Central y Sudamérica, el león y el leopardo en África.