Existe un mito en las sociedades tribales de las selvas amazónicas que cuenta que los primeros seres humanos no conocían el fuego y comían carne cruda. Un día, un joven queda atrapado en un árbol en medio de la selva y lo rescata un jaguar, que lo lleva a su guarida, donde el muchacho huele y come carne cocinada y ve fuego por primera vez en su vida. Roba un tizón de la hoguera y así introduce el fuego y los alimentos cocinados en la sociedad humana.
El tema del fuego robado como acontecimiento fundamental en el desarrollo de la sociedad se encuentra en numerosas mitologías.
En las islas Gilbert, en el Pacífico occidental, el origen del fuego es el mismo sol: el héroe cultural Bue consigue atraparlo y lleva el fuego a los humanos. En otras regiones de Oceanía se atribuye a Maui el robo del fuego, que poseía la humanidad, para dárselo a su guardiana en los infiernos, la hechicera Mahui-ike.