En muchos casos, los mitos tratan de confirmar diferencias sociales fundamentales, como las que existen entre gobernantes y gobernados en las sociedades con monarquía hereditaria, entre las castas o clases, entre viejos y jóvenes y entre hombres y mujeres, sobre todo en la relación matrimonial.
Hombres y mujeres
Una de las principales tareas del «héroe cultural» consiste en establecer el orden social. En Australia y Guinea Papúa, uno de los logros del héroe radica en establecer el ritual de iniciación masculina, que legitima el estatus social del hombre, superior al de la mujer, y define las categorías de los cónyuges potenciales. Los mitos de estas regiones y de Sudamérica reconocen en muchos casos que, en principio, las mujeres gobernaban la sociedad pero que perdieron sus privilegios a consecuencia de un error que cometieron.
La autoridad sobrenatural que justifica el estatus social superior de los hombres es un motivo que se repite en los mitos sobre la creación. A Eva en el mito hebreo del Génesis y a Pandora en la mitología griega se las considera responsables del descrédito de su sexo. El relato japonés de la creación subraya la desigualdad inherente entre los dos cónyuges describiendo las desgraciadas consecuencias de no haber observado el principio de supremacía masculina. Izanami, elemento femenino de la pareja primordial, tiene la osadía de saludar a Izanagi, su cónyuge, sin esperar humildemente a que éste se dirija primero a ella, que da a luz a su primer hijo, un ser monstruoso al que arrojan al mar. Por medio de la adivinación, la pareja se entera de la causa de su infortunio, respeta a partir de entonces el principio de primacía del hombre y es recompensada con retoños normales.