En algunas mitologías, la lucha entre el orden creador y el caos destructor adopta la forma de un ciclo perpetuo de creación y destrucción mediante el cual cobran vida los mundos, perpetuamente destruidos y reconstruidos. En Norteamérica, la imaginación mítica de los hopis se refleja en una serie de mundos, el primero de los cuales fue destruido por el fuego, el segundo por el hielo, el tercero por el agua.
En la actualidad vivimos en el cuarto mundo, que también tocará a su fin, dentro de poco. Este, esquema se asemeja al de los aztecas de Centroamérica, en cuya mitología se habla de la creación y destrucción sucesivas de cinco mundos, provocadas por los conflictos entre los hijos divinos del señor de la Dualidad.
Pero el más complicado de estos esquemas desde el punto de vista filosófico quizá sea el del hinduismo, según el cual, el gran Visnú, al descansar entre los anillos de Ananta, la serpiente cósmica, en las aguas del caos. hace surgir un loro de su ombligo del que sale el dios creador Brahma. De la meditación de Brahma nace el mundo, que existe durante un gigantesco período de tiempo hasta que acaba de volver al caos y disolverse, si bien surge un nuevo universo a partir de ese caos, exactamente de la misma manera. Cada una de las cuatro eras sucesivas dentro del ciclo del mundo es inferior a la anterior.
En la mitología egipcia también se predice que el universo regresará al caos, tras lo cual comenzará un nuevo ciclo de creación.
En la tradición grecorromana no se encuentra ningún elemento sobre la destrucción del mundo, pero sí la descripción de cinco etapas sucesivas, cada una de ellas relacionadas con una raza humana distinta. El ciclo se inició con la Edad de Oro, en la que los seres humanos disfrutaban de eterna juventud y estaban libres del trabajo, y termina en la época actual, la Edad del Hierro, que concluirá con la autodestrucción de la humanidad.
Parece posible que la tradición celta de las cinco invasiones sucesivas de Irlanda sea una versión del mito mediterráneo de las cinco edades.