Muchos pueblos tribales creen que el alma humana abandona temporalmente el cuerpo durante el estado de sueño, que vaga por otros mundos y encuentra otras almas, entre ellas las de los muertos. Estos viajes nocturnos proporcionan gran parte del material mítico. En Norteamérica y el sureste asiático se piensa que en tales excursiones el alma errante se expone al peligro de que la secuestre un hechicero o un espíritu =alieno, en cuyo caso es el chamán quien se encarga de buscarla y rescatarla.
La localización del paraíso varía considerablemente de una cultura a otra. En la mitología japonesa, Amer se encuentra por encima de la tierra y está regado por un río de aguas tranquilas, que es la Vía Láctea. Por lo demás, el paisaje se asemeja al dela tierra, pero a mayor escala.
También el Valhalla, morada celestial de los guerreros nórdicos más valientes, tiene grandes dimensiones, y consiste en un gigantesco palacio con nada menos que 540 puertas. Los guerreros salen de este palacio con las armas cada mañana y se dedican a luchar entre ellos, a modo de juego. Por la noche regresan y comen y beben aguamiel servida por las doncellas celestiales, las walquirias.
En algunas tradiciones, el reino celestial está situado en el mismo plano que la tierra. En la mitología eslava se habla de una tierra de los muertos llena de felicidad en oriente, más allá del lugar por el que sale el sol, mientras que las islas celtas de los Bienaventurados se encontraban en occidente. En muchos casos hay que emprender una travesía plagada de peligros para alcanzar el paraíso.