Los egipcios tenían cuatro divinidades creadoras principales: Amón-Ra, Atón, Khnum y Ptah, y en cada una de ellas se centraba un culto importante.
Amón-Ra. Miembro de la Ogdoada, se le adoraba como dios de la fertilidad en Tebas, Alto Egipto. En el II milenio se convirtió en dios nacional y su nombre se fusionó con el de la suprema deidad solar, Ra, dando lugar a Amón-Ra, el poder oculto que hacía a los dioses. Amón en forma de serpiente fue el primer ser de las aguas primordiales, que fertilizó el huevo cósmico formado por los demás miembros de la Ogdoada. Según otro mito, Amón, en forma de ganso, puso el huevo cósmico del que surgió la vida.
Atón. Deidad creadora adorada en Heliópolis que emergió del caos primordial en forma de serpiente, pero normalmente se mostraba en forma humana. Como Atón-Ra representaba el sol vespertino que tenía que regresar al vientre de Nut para renovarse todas las noches.
Al igual que otras deidades creadoras, Atón representaba una totalidad que contenía lo masculino y lo femenino. Según un mito primitivo, como Atón se sentía solo en la tierra primordial, coge su falo con la mano y produce semen, del que surge la primera pareja divina, Shu y Tefnut.