Las dos regiones que integraban el Estado egipcio, el Alto y el Bajo Egipto tuvieron una importancia crucial en la vida política y religiosa.
El pensamiento egipcio se basaba en el dualismo: no se daba la auténtica unión sin la subdivisión, y antes de la creación eran los tiempos «anteriores a que hubiera dos cosas».
El país no se conocía por un solo nombre y se denominaba «las Dos Tierras».
Horus se asociaba con el Bajo Egipto y
Set con el Alto Egipto,
mientras que Nekhbet, la diosa-buitre de Nekheb, y Uadjet, la diosa-cobra de Buto, estaban relacionadas con la monarquía.
En el Alto Egipto, con centros tan importantes como Tebas, se ha encontrado la mayor parte de los testimonios para la reconstrucción de los mitos, pero algunas regiones del Bajo Egipto, como la que rodea a Menfis, revisten también gran importancia.