Si los personajes hallan a Dios en sí mismos, los héroes circulan por el cielo y la tierra, asegurando que la cultura que personifican encuentre conformidad divina.
Los héroes, tengan o no éxito, sean o no sublimes, ofrecen la promesa de la unión con los cielos. Una piedra cae del cielo, aparece un héroe y poco después, con un ruido ensordecedor, se parte la piedra y comienza a llover.
Un héroe surge de un huevo y comienza la lucha con Dios por la influencia. Pálido y peludo, un héroe surge del agua y establece un gobierno modélico. La fuerza de un héroe se encuentra en su sombra y mientras su secreto esté seguro, desempeña el papel de Dios.
Las aguas se separan ante el héroe, nacido de forma milagrosa.
El héroe, mortal e imperfecto, tiene a capacidad de alcanzar la divinidad.