Las grandes sociedades precolombinas surgieron en Mesoamérica y en la parte central de los Andes en Sudamérica.
En esas zonas, los pueblos dejaron de ser cazadores y recolectores para pasar a la agricultura, lo que supuso la base de una vida organizada, el aumento de la población y el surgimiento de pueblos, ciudades e incluso estados imperiales.
Las mitologías de Mesoamérica y Sudamérica eran tan variadas como sus gentes, pero compartieron una unidad de propósito y de coherencia en un mundo típicamente amerindio donde los temas físicos y espirituales estaban indisolublemente unidos.