Los pueblos indígenas del Caribe no levantaron templos ni ciudades adornadas con arte monumental. Representaron a sus héroes míticos y dioses en tallas de madera, piedra y concha.
Estos objetos, llamados zemís, poseían un poder sobrenatural, tanto en su forma acabada como en su mismo material en bruto.
Hay zemís de madera en forma de pájaro, figuras humanas y bancos ceremoniales muy elaborados, llamados duhos, en los que los chamanes y jefes se reclinaban durante sus viajes en trance narcótico al mundo de los espíritus.
Las ranas de jade, caras enigmáticas con ojos fijos, decoraciones en espiral y seres medio hombre medio animal representaban los poderes de la naturaleza en forma visual.