Las mujeres desempeñan un papel fundamental en muchas ceremonias sagradas del maíz y la creación de este cereal suele atribuirse a una figura femenina. Según los cherokís, la primera mujer, Selu («Maíz»), dio a luz a la primera planta después de frotarse el vientre. Selu, que también creó las primeras judías verdes a partir de sus pechos, es honrada en la ceremonia del maíz verde, en la que la representan jóvenes que portan cestas con las primeras plantas cosechadas del año.
Los zuñís y otros indios pueblos del suroeste atribuyen la aparición del maíz a seres denominados las Seis Doncellas del Maíz. Durante las celebraciones de año nuevo de los hopis, que tienen lugar en la época del solsticio de invierno, dos hermanas kachinas (espíritus) llamadas Chica del Maíz Azul y Chica del Maíz Amarillo participan en rituales que conmemoran el retomo del sol.
Según los mandanes, el ser llamado Túnica de Buena Piel organizó la Sociedad de las Ocas, grupo de mujeres que se ocupaba de diversos aspectos de la plantación, el cuidado y la cosecha del maíz, así como de varios rituales vinculados con el rito de este grano. Por término medio, las ocas rondaban los treinta años, pero podían integrarse a la sociedad a edad mucho más temprana. Escalaban gradualmente de categoría y la persona denominada sacerdote del maíz supervisaba sus actividades.
La Sociedad de las Ocas organizaba danzas durante la temporada del cultivo del maíz; los bailes de primavera y verano se relacionaban con la migración de estas aves, que simbolizaban el cereal y a las que consideraban mensajeras de la Anciana que Nunca Muere, responsable de su crecimiento.