LAS NARRACIONES

Tradicionalmente los narradores son miembros muy valorados de la sociedad norteamericana nativa. Muchos grupos mantienen la costumbre de que el público dé algún regalo a! narrador a cambio de un relato; puede tratarse de tabaco, carne u otro alimento.

Algunas narraciones están acompañadas de ciertas formalidades. Por ejemplo, los maidus piden a los oyentes que se tumben boca arriba para permanecer más atentos. Los narradores cheyenes alisan el suelo y a continuación se frotan el cuerpo. En ocasiones el relato va precedido de cánticos o plegarias que se entonan en una lengua que el público no entiende.

Las narraciones solían comenzar con una frase tradicional, una fórmula parecida a nuestro «Erase una vez...». Los relatos de los sénecas se iniciaban con «Cuando el mundo era nuevo...» y los zuñis con «Ahora nos dedicamos a...»

Las actitudes de los narradores también variaban. Algunos permanecían sentados y sólo se valían de tas inflexiones de la voz para transmitir el contenido emocional, al tiempo que otros interpretaban los papeles de los personajes del relato y apelaban a una combinación entre los tonos de voz, los movimientos y los ademanes.