LA CONMEMORACIÓN DEL PASADO

Prácticamente todos los rituales de los indios norteamericanos representan la conmemoración del pasado, aunque no siempre glorifican acontecimientos concretos por considerarlos espectaculares o singulares. Los hechos típicamente occidentales -por ejemplo, la celebración del día de la Independencia- suelen conmemorar sucesos puntuales de un pasado reciente o remoto que, en todos los casos, está apartado del presente.

Las ceremonias y los rituales nativos reconocen algo más que el contexto particular en el que se celebran o la representación de los hechos sagrados que incorporan. En concordancia con la concepción autóctona del «pasado vivo», celebran la totalidad del pasado como una presencia activa e invisible que influye en la vida del pueblo.

Los reconocimientos rituales del pasado pueden ser muy sencillos, individuales y personales. Por ejemplo, cada mañana las mujeres sagradas shoshones occidentales se levantan antes de que amanezca y rezan mirando al este. Cada frase de la plegaria concluye con las palabras: «Ahora, entonces, bendice al pueblo.» Ese escueto «ahora, entonces» representa la gratitud por la continuación de su existencia, el reconocimiento de los ciclos de la naturaleza y el recuerdo del pasado y el viaje al futuro de su pueblo.

Algunas conmemoraciones adoptan la forma de fiestas comunitarias tradicionales, como la potlatch. La potlatch de los kwakiutl incluye cantos, danzas y ritos sagrados que apenas han cambiado a lo largo de los siglos. Durante cientos de años también representó el traspaso de poderes de una generación a otra. Al nuevo jefe le entregan valiosos objetos materiales -por ejemplo, una gran plancha de cobre en la que está grabada la imagen de un animal totémico- como símbolo de su poder y de lo que le transmiten los ancestros y otros seres del pasado.

Otras conmemoraciones combinan los elementos antiguos con formas nuevas. Valga como ejemplo la feria anual de los choctaw, que cada verano celebran en la reserva Pearl River de Misisipí los descendientes de los que, en el siglo XIX, se negaron a abandonar sus tierras ancestrales. Se reúnen choctaw de todo Estados Unidos con el fin de recordar el pasado, las tradiciones y su supervivencia como nación. Esta feria, que tiene lugar más o menos en la misma época en que los choctaw realizaban una ceremonia en honor de la maduración del maíz, incluye narraciones, danzas y el tradicional juego de pelota conocido como ishtaboli.

Aunque de origen relativamente reciente, los juegos olímpicos indio-esquimales -creados en 1961- que cada año se celebran en Fairbanks, en Alaska, contienen elementos antiguos. Los cuatro días de programas de actividades tradicionales incluyen el salto con los nudillos, en el que los participantes brincan en el suelo apoyados en los nudillos, imitando los movimientos de la foca posada en un témpano de hielo. Muchos espectadores y participantes son inuit e indios urbanos para quienes los juegos y las actividades concomitantes suponen un contacto fundamental con el pasado tradicional.