Mientras los relatos sobre espíritus reflejan el miedo de la gente a lo desconocido, en los relatos de animales, las personas suelen disfrutar de una relación cercana con éstos; aunque son objeto de la caza, no son enemigos de la tribu.
Incluso la muerte del animal en la caza no se considera como una ofensa, ya que aquél estaba de acuerdo en ser el invitado. Cuando se mata a un animal, se lo elogia mucho y se le dice que no se ofenda, que vuelva otra vez al cazador en otra forma.
Para que ello suceda, los cazadores tienen que ofrecer sacrificios: pueden cortar trozos pequeños del hocico del animal y lanzarlos al suelo o de nuevo al río, mientras se da las gracias y se le ruega que regrese.
Algunos cuentos sobre animales son contados por las ancianas a los niños y así los van conociendo. El mito ofrece respuestas a las preguntas curiosas de los pequeños sobre su forma, tamaño o color.