En el siglo XIX, los observadores blancos se escandalizaron con la autoflagelación, por lo que esta práctica fue prohibida en 1881, lo que representó un duro golpe para los indios de las llanuras, ya que estaban convencidos de que sin este elemento imprescindible la danza del sol resultaría ineficaz y el mundo no se renovaría. A lo largo de los años siguientes, muchos indios se dedicaron a interpretar públicamente danzas del sol para entretenimiento de los blancos y simularon la perforación de la carne mediante la utilización de arneses.
Otros siguieron celebrándola en secreto, incluida la perforación tradicional. Apostaban vigías a cierta distancia para que anunciasen la llegada de funcionarios blancos.
La perforación fue nuevamente autorizada con la Ley de Reorganización India de 1934, aunque el pleno renacimiento tuvo lugar en los años sesenta del siglo XX, gracias al crecimiento de la militancia india. En la actualidad practican la danza del sol en la mayoría de las reservas de indios de las llanuras y en algunas zonas urbanas donde viven estos aborígenes.
Danza del sol cheyene, obra del artista indio Dick West. En el refugio de la danza del sol, el bailarín cuelga de las tiras de cuero que lo sostienen del pecho. Los cráneos de bisonte sujetos a su espalda incrementan la tensión de las tiras de cuero.