El mito de la «emergencia» de los hopis de Arizona cuenta que, cuando fue creado el universo, había cuatro mundos, el nuestro y otros tres debajo, situados en cuevas, y que los primeros seres vivían en el inferior.
Cuando llegó a estar demasiado poblado y sucio, bajaron del cielo dos gemelos con todas las plantas, con la esperanza de que alguna tuviese resistencia y altura suficientes como para que los seres trepasen por ella hasta el mundo superior, y comprobaron que la caña era la ideal.
Al cabo del tiempo, la segunda cueva también se superpobló, y los seres ascendieron por la caña hasta la tercera cueva, donde los dos dioses hermanos encontraron fuego y, con su luz, la gente construyó casas y pudo viajar. Pero sobrevino una mala época y la gente subió al cuarto mundo, el nuestro, dirigida por los gemelos.
La danza del sol
El papel del sol como fuerza creadora y fuente de poder en la mitología de las llanuras se reflejaba antiguamente en la danza del sol, el ritual más importante de la región, que se conserva, modificada, entre algunos pueblos.
Todos los años, por lo general a principios de verano, la tribu se reúne para conmemorar sus creencias con una serie de ceremonias, cánticos y otros ritos. El eje de la celebración es la danza del sol, rito que ejecutan quienes desean obtener poder espiritual ante la tribu, que forma un amplio círculo alrededor de un poste, vínculo simbólico entre el mundo situado encima de la tierra y el situado por debajo de ella.
Los bailarines actúan alrededor del poste, a veces durante días enteros, hasta que se desmayan, en trance frenético, o de puro agotamiento Algunos bailarines se autoinflingían heridas: rasgarse la carne simboliza la liberación de las ataduras de la ignorancia.