LOS PRIMEROS PUEBLOS NORTEAMERICANOS

Según los seres sagrados, América del Norte nunca fue un territorio deshabitado. Cobró vida cuando los primeros seres humanos subieron a la superficie, procedentes de otros mundos contenidos en el útero de la Tierra, o descendieron de mundos paralelos que existían más allá del cielo. Vivieran en las costas rocosas, en la inmensa y casi infinita pradera, en los bosques del noreste o en los desiertos del sureste, cada grupo reconocía su patria espiritual, lugar donde el pueblo veía las pruebas de sus orígenes.

Los arqueólogos que investigan los principios de las primeras culturas norteamericanas han encontrado vestigios de hogares, huesos de animales y características herramientas de piedra finamente trabajada de más de 10.000 años de antigüedad. Los dejaron cazadores cuyos antepasados siguieron de Asia a América tanto mamuts como otros grandes animales del último período glaciar. En esa época el nivel del mar bajó tanto que las actuales Siberia y Alaska quedaron unidas por una lengua de tierra que los científicos denominan Beringia.

Es probable que los grupos de cazadores cruzaran libremente Beringia antes de que el mar volviera a cubrirla. Aunque los cazadores se internaron paulatinamente en América, h. 8000 a.C, los seres humanos se habían asentado prácticamente en todo el continente.