Los animales suelen ser los personajes principales de los relatos norteamericanos y a veces aparecen como agentes cósmicos creativos. Los animales tenían jefes, consejeros, y vivían en cabañas o tiendas como las construidas por las tribus. Es frecuente que los animales se mezclen con las personas y hablen su lengua.
Cada animal personifica determinados rasgos y características. El conejo es casi siempre embaucador y travieso; la tortuga representa la lentitud, mientras que el zorro, el ciervo y el conejo personifican la rapidez.
La carrera entre dos especies es algo corriente en muchas tribus, y la victoria suele ser del individuo más paciente y no del rápido confiado.