Muchos indios consideran que los antepasados y otros seres antiguos no están lejos de los vivos ni entre sí. Al morir, cada persona se une a los antepasados en otro estados del ser, incluido en el presente. Un europeo diría: «Mi abuelo vivió en el siglo XX y Sitting Bull (Toro Sentado) en el XIX», mientras que un indio afirmaría: «Abuelo y Sitting Bull ya están aquí.»
Muchos grupos nativos recuerdan la presencia viva de los antepasados tanto en los relatos como en las obras de arte. Por ejemplo, los pueblos de la costa noroeste habitaron un universo pictórico de representaciones visuales de Cuervo, Orea y otros seres ancestrales sagrados, la mayoría de los cuales fueron responsables de los grandes hechos que crearon el mundo y sus habitantes.
Estaban constantemente presentes en las imágenes talladas en tótems, viviendas, canoas, vestimentas, trajes de baile, máscaras, recipientes ceremoniales y en los variados utensilios domésticos de uso cotidiano.