El respeto a la naturaleza y a los animales es tema fundamental en la visión del mundo tradicional de los pueblos árticos, y como tal se refleja en la mitología y en las costumbres.
Son muchos los rasgos en el paisaje que hacen de ellos lugares sagrados en que los animales se muestran en sueños a los cazadores o donde las personas encuentran en sus viajes espíritus animales.
En Siberia se ponen cornamentas de reno en los parajes sagrados y se adornan con regalos; en Groenlandia se deja que ondeen al viento las vértebras o la piel de un oso polar cazado para garantizar el descanso de su espíritu, mientras que en el norte de Escandinavia los saami ponen piedras sagradas {seiteh) en lo alto de las montañas y junto a lagos y ríos.