Para los pueblos del ártico todas las cosas del mundo están dotadas de fuerza vital y comparten además una misma naturaleza espiritual.
Hay grupos, como los chukchi, que creen en un ser supremo, a quien llaman el Creador o Dador de la Vida. Pero la naturaleza del ser supremo es incierta y difícil de concretar. Para los chukchi el ser supremo no se diferencia del señor de los rebaños de renos y también recibe el nombre de Ser de los Renos.
Para los evenk el ser supremo tiene dos aspectos: Amaka, que cuida de la fortuna de las personas, y Ekseri, que gobierna a los animales guardianes y los bosques siberianos. Amaka es también el nombre que los evenk dan al oso, a quien consideran tanto la representación del ser supremo como el señor de los animales.
El ser supremo personifica la fuerza vital que recorre y anima tanto el mundo de los hombres como el de los animales. A este principio vital los inuit lo denominan inua. Pero también hablan de sila, que domina los elementos y el universo.
Sila representa todos los poderes y fuerzas individuales de la naturaleza, el principio fundamental presente en el mundo natural. Sila se manifiesta también en todas y cada una de las personas individuales y es la fuerza vital que conecta e integra a la persona con su entorno inmediato.