Instalado en las profundidades del mar, es la protectora de las focas, las morsas y las ballenas; también es la encargada de repartir justicia en el juicio final.
Mito esquimal
Sedna era una muchacha joven y hermosa pero nadie quería casarse con ella pese a tener la edad para hacerlo. Un día vio desde su casa un barco que estaba capitaneado por un apuesto cazador de tierras extrañas, quien se enamoró perdida mente de ella. Fue seducida con palabras y promesas de tesoros, por lo que se marchó con el desconocido.
Pero cuál fue su sorpresa, cuando supo que el cazador no era más que un pájaro mágico que tenía la facultad de cambiar de forma y fue así como la sedujo.
Su padre, al conocer la repentina desaparición de su hija, se aventuró a través del océano para buscarla hasta que la encontró. Sedna estaba sola y aprovecharon padre e hija para huir de ahí. Cuando el pájaro regresó y supo de la huida de su amada, enfurecido, fue en su búsqueda. El pájaro, con sus poderes mágicos, desencadenó una tremenda tempestad. El anciano comprendió que lo sucedido había sido la voluntad sobrenatural del mar, y que era éste quien reclamaba a su hija y aterrorizado hizo lo que debía hacer. Así pues, lanzó a Sedna fuera del barco, para consumar el sacrificio. Ella, desesperada, nadó con todas sus fuerzas y trató de amarrarse a las orillas del barco, pero el padre le cortó los dedos con un hacha.
Los primeros dedos de Sedna se transformaron en focas; los segundos en okuj (focas de las profundidades); los terceros en morsas y el resto en ballenas. Así, el océano calmó la furiosa tormenta después del sacrificio y todo quedó en paz. Desde entonces, Sedna, la reina de las focas, vivió en el fondo del océano, en una región llamada Adliden, donde van las almas de los muertos para someterse al juicio y a la sentencia que a todos nos espera en ultratumba.