Fueron diez dichas encarnaciones, y ocurrieron cada mil años divinos, o sea cada trescientos sesenta mil años humanos. Cuatro tuvieron lugar durante la edad Satya-Yuga,. tres en la Treta-Yuga, dos en la Dwapara-Yuga; la última indicará el término de la época de tinieblas en que vive el mundo.
Durante la primera encarnación, Visnú se transformó en pez y bajó al fondo del mar para recobrar los libros sagrados Vedas que, aprovechando un sueño de Brahma, había robado el gigante Rakchasa. En su primera avatara se representa a Visnú mitad pez y mitad hombre.
En su segunda encarnación, Visnú se transformó sucesivamente en enorme tortuga, para sostener sobre su caparazón el gigantesco monte Merú, y en fascinante bayadera, en Mohini-Maya, para seducir a los Asuras, genios del mal, que habían robado la deliciosa Amrita licor que comunicaba la Inmortalidad).. y devolverla a las dioses del, bien.
La tercera encarnación de Visnú tuvo por objeto combatir al gigante Hiraniakcha, el cual, habiéndose apoderado violentamente del mundo, lo arrojó al mar. Visnú, transformado en jabalí, atacó al gigante y lo mató, sacando, en seguida al mundo del océano en que estaba sumergido.
En la cuarta encarnación, Visnú, mitad hombre y mitad león, saliendo de una columna, mató al gigante Erunia, que se, había erigido en vengador de su hermano Hiraniakcha, maltratando a Pragolata, piadoso hijo de Visnú.
En la quinta encarnación, Visnú se transformó en enorme gigante para humillar el poder del asura Ball, que se creía tan poderoso como los dioses, al que hundió en el infierno.
En la sexta encarnación, Visnú, sacerdote y guerrero, combatió a los Suryavansas (hijos del Sol), que se habían insolentado con los dioses.
La séptima encarnación de Visnú fué con el nombre de Ramah, hijo de Dasareta. Y venció en veinte batallas a Rayana, raptor de su esposa.
En la octava encarnación, la más noble y pura, en concepto de los hindúes, tomó Visnú el nombre célebre de Krisna, y sus hazañas han sido narradas en el Mahabaratha.
La novena avatar de Visnú fue Buda, del cual se supone que apareció poco después de desaparecer Krisna.
La décima y última avatar no se ha verificado todavía; con ella tendrá fin la Kali-Yuga, y quedará destruido el miserable mundo.
A Visnú, siempre joven y hermoso, lleno de vigor y de ímpetu, se le representa sosteniendo con sus cuatro manos la flor de loto, la flamígera saeta, el cetro y la clava del guerrero. En su pecho centellea el famoso diamante Kastrala. Su morada es el Vaikhonta, sublime paraíso del Oriente. Tiene a su lado al fantástico Garuda (hombre águila), al mono Hanuman y a la serpiente Adicecha.