Amaterasu, diosa del sol e hija mayor de Izanagi, es una de las deidades más importantes de la mitología japonesa. Nació del ojo izquierdo de su padre, mientras éste se lavaba a su regreso de Yomi, el infierno. Se la venera como divinidad espiritual y como antepasada sagrada de la familia imperial y antaño se le rendía culto en el palacio imperial, hasta que la autoridad del emperador se separó del poder de las sacerdotisas y se erigieron santuarios en honor de Amaterasu en otros lugares, el principal de los cuales se encuentra en Isa, en la prefectura de Mié y constituye el templo sintoísta más importante del Japón. El edificio principal es una choza de cipreses, sin pintar y con techo de paja, al antiguo estilo japonés. Se reconstruye periódicamente de la misma forma: entre los siglos VII y XVII cada veinte años, y desde esta fecha cada veintiuno.