La idea de que un primogénito deformado (o unos gemelos) es indigno } debe ser abandonado para que muera tiene múltiples resonancias en la mitología.
En numerosos relatos concurren circunstancias similares, como los de Moisés, Perseo y Rómulo y Remo. Posiblemente, el relato del niño-sanguijuela nacido de Izanagi e Izanami refleja un antiguo ritual japonés en el que se conmemoraba el nacimiento del primer hijo colocando una figurita de barro en un bote de juncos que se lanzaba a las aguas, a modo de chivo expiatorio.