Todo santuario sintoísta en Japón cuenta con su matsuri o festival, y uno de sus puntos culminantes es un desfile por las calles en el que se pasean erráticamente altares portátiles, llamados mikoshi, que están guiados por el poder del dios.
Otros festivales están dedicados a la fertilidad y a la purificación, elementos muy antiguos del sintoísmo que se remontan a épocas prehistóricas.
Estos festivales son acontecimientos religiosos importantes que unen a los habitantes de pueblos y ciudades. Algunos santuarios también celebran danzas rituales antiguas, kagura, que suelen utilizar máscaras. Es probable que tengan su origen en el tipo de danza chamánica que logró sacar a Amaterasu de su cueva.
En las danzas rituales era habitual usar máscaras de madera.