En calidad de chamán femenina prototípíca, o miko, que ejecuta periódicamente danzas extáticas, la diosa del alba, Ama-no-uzume, vuelve a aparecer en el relato, según la versión del Nihonshoki.
En esta ocasión despliega sus encantos para distraer a una deidad solar local, Sarutahiko, o «Príncipe Mono», que había intentado impedir descender de los cielos al nieto de Amaterasu, Honinigi. Se casa con Sarutahiko y de su unión nace un clan de bailarinas Heían, las Sarume, cuya existencia está comprobada.
Amaterasu sale de la cueva y devuelve la luz del sol al mundo.
Algunos expertos interpretan este acontecimiento como la vuelta de la primavera tras la oscuridad invernal, en cuyo caso la danza erótica frente a la cueva, que empuja a Amaterasu a abandonar su escondite, sería una especie de ritual de fertilidad, pero en opinión de otros, el episodio deriva de la observación de un eclipse solar.