Okuninushi fue a buscar consejo a su antepasado Susa-no-o en el inframundo de Yomi, donde éste vivía. Cuando llegó allí, Okuninushi pronto vio a Suseri-hime, la hermosa hija de Susa-no-o. Se enamoraron y se casaron. Sin embargo, Susa-no-o se enojó y decidió matar a Okuninushi. Fingiendo amabilidad, le dijo a Okuninushi que durmiera en una habitación llena de serpientes venenosas No obstante, Suseri-hime había dado a Okuninushi un chai mágico que alejaba a las serpientes cuando se ondeaba tres veces.
A la noche siguiente, Susa-no-o le dijo a Okuninushi que durmiera en una habitación llena de abejas y ciempiés, pero de nuevo fue salvado por el chai. Tras ello, Susa-no-o disparó una flecha en una gran pradera y le dijo a Okuninushi que la fuera a buscar. Cuando lo hizo, Susa-no-o prendió fuego a la pradera. Okuninushi no habría hallado una vía de salida de no ser por un ratón que le dijo que saltara con fuerza sobre el suelo pues era hueco. Se abrió un agujero y Okuninushi se ocultó en él hasta que el fuego hubo pasado. El amistoso ratón encontró incluso la flecha y se la dio a Okuninushi.
Cuando Susa-no-o se dio cuenta que Okuninushi estaba vivo y tenía la flecha perdida se volvió menos hostil, a pesar de lo cual, Okuninushi planeó escapar de su reino. Un día se le pidió que sacara los insectos del pelo de Susa-no-o. Por mucho que peinara, siempre aparecían más bichos. Suseri-hime le dio a Okuninushi algo de arcilla roja y semillas para masticar y luego escupir. Susa-no-o advirtió que el suelo estaba sucio de rojo y se sintió impresionado creyendo que Okuninushi estaba mascando los ciempiés de su pelo. Luego Susa-no-o, cayó dormido. Pensando que había llegado la hora de escapar, Suseri-hime le trajo a Okuninushi el arco, la espada y un arpa mágica de su padre.
Okuninushi cogió estos objetos y después ató el pelo de Susa-no-o a las vigas de su palacio. Llevando en su espalda a Suseri-hime, salió de Yomi para dirigirse a la Tierra de la Llanura de Juncos. Cuando ya estaban en camino, Susa-no-o se despertó por el sonido del arpa y se puso a perseguirlos, pero su pelo atado lo entretuvo y no llegó a alcanzarlos.
Se detuvo cerca de la frontera entre el mundo inferior y la tierra de los vivos, gritando a Okuninushi. Como recompensa a su valor, le dijo a Okuninushi cómo vencer a sus hermanos usando su arco y su espada. Susa-no-o también predijo que Okuninushi se convertiría en señor de todo el país.