Los numerosos kami o dioses de la mitología japonesa y de la religión sintoísta basada en ella no tenían representación gráfica antes de la llegada del budismo con su serie compleja de escrituras, pinturas y esculturas.
Se creía que los dioses eran espíritus invisibles o el poder espiritual que habitaba en los objetos, ya fueran vivos o inanimados.
Los santuarios sintoístas no suelen tener estatuas, sino sólo objetos simbólicos. La llegada del budismo supuso la identificación de los dioses mitológicos con diversas deidades budistas, y ello facilitó la representación visual de dioses y diosas.