Una de las luchas más célebres y encarnizadas de la turbulenta Edad Media japonesa la protagonizaron dos familias militares rivales que se disputaban el trono de Japón.
Finalmente se impusieron los Minamoto, aniquilando a sus rivales del clan Taira en 1158 en la épica batalla de Dannoura.
Esto significó el comienzo de la época feudal: la victoria de los Minamoto marcó en la práctica el eclipse del poder imperial como fuente de poder político efectivo, y el comienzo de siete siglos de gobierno feudal ejercido por una serie de shogunes o gobernantes militares.