Susa-no-o ya creaba problemas antes de pelearse con su hermana Amaterasu y provocó numerosos conflictos con otros dioses. Según el Nihon-shoki, se insinuó a Ogetsu, la diosa de los alimentos. Le pidió que le diera algo de comida, pero se enfureció cuando ella la sacó por la nariz, boca y recto.
Entonces, mató a Ogetsu, pero después de su muerte, los diferentes orificios de su cuerpo dieron lugar a los alimentos corrientes que comen los japoneses: arroz, mijo, trigo, judías rojas azukis y soja.
Tras su exilio a la Tierra de la Llanura de Juncos, se encontró con una pareja anciana y su hermosa hija Kusanada-hime (Princesa del arrozal). Vivían aterrorizados por un monstruo de ocho cabezas y ocho colas que había devorado a todas las otras hijas. Susa-no-o estuvo de acuerdo en matar al monstruo si le era permitido casarse con la hija. Lo logró dejándole barriles de vino de arroz para que bebiera. En una de sus colas halló la espada legendaria Kusanagi (Cortadora de hierba). Luego se casó con Kusanada-hime y comenzaron a vivir en un palacio en Izumo.