Susano, dios de las tormentas, creaba problemas sin cesar, y antes de su destierro a la Tierra Central de la Llanura de Juncos, su carácter violento lo enfrentó con casi todos los que se cruzaban en su camino. Según ciertas fuentes, uno de tales desgraciados fue Ogetsu-no-hime, diosa de la comida.
En un incidente que no guarda relación con el relato principal, Susano ordena a Ogetsu que le dé algo de comer y ella responde de una forma insólita, que desagrada al dios: sacándose la comida de la nariz, la boca y el recto. Para vengarse del insulto, Susano la mata.
Pero la muerte de Ogetsu tiene resultados positivos para la mitología japonesa, porque su cuerpo produce los alimentos básicos con los que siguen subsistiendo los japoneses en la actualidad: en sus ojos crecen semillas de arroz, en sus orejas mijo, en sus genitales trigo, en su nariz judías pintas y en su recto soja.
Este relato recuerda el mito chino de Pangu, un gigante primordial cuyos restos se transformaron en la materia prima de la creación, incluyendo los alimentos: la piel y el pelo se convirtieron en plantas y árboles. Sin embargo, la mayoría de los expertos opina que el mito de Ogetsu es anterior a la profunda influencia china sobre Japón, que comenzó en el siglo VI d. C.
En realidad, el relato sobre la suerte de la diosa japonesa de la comida presenta curiosas semejanzas con un mito indonesio en el que matan y desmembran a una diosa llamada Hainuwele, entierran sus restos y de ellos surgen los alimentos básicos (la batata, por ejemplo) que se cultivan en esa región. Podría existir un vínculo muy antiguo entre Ogetsu y Hainuwele y es posible que, en última instancia, ambos mitos deriven de un prototipo común en el sureste asiático.
En el Nibonshoki se presenta a Tsuki-yomi, dios de la luna, no a Susano, como asesino de la diosa de la comida. Cuando Tsuki-yomi le cuenta a Amaterasu, diosa del sol, lo que ha hecho, ésta le riñe y jura no volver a poner los ojos en él, motivo por el que el sol y la luna viven separados. Según varios expertos, ésta es la versión más antigua, y quien recopiló el Kojiki sustituyó a Susano por Tsuki-yomi con el fin de subrayar el carácter violento del dios.