La veneración de los antepasados es un fenómeno muy extendido, y éstos también desempeñaron un papel importante en las comunidades cazadoras de cabezas. El primer antepasado es importante pues refuerza la identidad del grupo. Cada comunidad tiene un relato sobre su primer antepasado que puede haber sido un semidiós, un ser humano o un animal; los antepasados suelen ser deificados. Los relatos narran la fundación de grupos étnicos por estas figuras míticas.
En el sur, hay relatos que narran la llegada en canoa del antepasado original; pero hay también otros antepasados más recientes que también son importantes. Se cree que velan por su descendencia, guiándola y dándole fuerza, sobre todo en las batallas. Entre las tribus de Nueva Guinea y en muchas de las islas, los guerreros solían labrar sus propias armas que decoraban con las imágenes de sus padres o abuelos muertos.