Junto con el culto a los antepasados, en muchas islas aparece también un gran interés por la muerte. Algunas sociedades celebran una danza en la que el espíritu guía enmascarado acompaña al alma del muerto desde su pueblo a la tierra de sus antepasados. Los tora-ja de Célebes colocan esfinges del muerto en el interior de nichos tallados en los acantilados frente al pueblo. Las leyendas y los mitos acompañan y apoyan todos estos importantes rituales.
En la isla de Flores, el gran volcán Keli Mutu tiene tres cráteres, cada uno de ellos con un lago. Las aguas de los tres lagos son de colores diferentes, que cambian con el tiempo pero que siempre contrastan entre sí. En este momento son negras, blancas y color verde mar.
Estos lagos albergan las almas de los muertos: las almas de los pecadores van al lago negro; las de jóvenes, vírgenes y puros de corazón viven en el blanco; mientras que las de los que han muerto por causas naturales a edad avanzada van al lago color verde mar. Esta creencia se corresponde con la fe extendida en la naturaleza sagrada de las montañas y volcanes, que están más cerca de los cielos que cualquier otro accidente natural.