Nació: en la provincia de Buenos Aires, Argentina, el 7 de mayo de 1919. Falleció: en la ciudad de Buenos Aires, el 26 de julio de 1952.
Eva Duarte fue una actriz argentina, luego política y Primera Dama de su país.
Es el gran mito popular de la Argentina, sobre todo dentro del Partido Justicialista, o peronismo a secas, de donde emergió como figura central. Tenía sólo veintiséis años cuando su esposo fue elegido presidente. Su actuación pública duraría siete años, hasta su prematura muerte. Su imagen adornó las casas de los humildes que encontraron en ella una santa. El peronismo significó para la Nación argentina el momento de mayor movilidad social y el achicamiento de la diferencia entre ricos y pobres.
Nació en Los Toldos, pueblo de la provincia de Buenos Aires, como hija natural de Juana Ibarguren y un hombre casado, Juan Duarte. De gran belleza, a los quince años viajó a la ciudad de Buenos Aires para ser actriz de radioteatro y cantante. Conoció a Juan Perón, militar viudo, cuando tenía veinticuatro años, en un festival a beneficio de las víctimas del terremoto en la provincia de San Juan. Y se fueron a vivir juntos.
Ella difundía desde la radio las conquistas sociales que su compañero alentaba desde la Secretaría de Trabajo y fue elegida Presidenta del sindicato de la Asociación Radial Argentina. Se casaron pocos días después del histórico 17 de octubre de 1945, cuando miles de personas salieron a las calles para pedir por la libertad de Perón, preso tras un golpe de Estado que pedía su renuncia por su política favorable a los trabajadores.
Acompañó a Perón en la campaña por las elecciones presidenciales que lo llevaron a su primera presidencia. Evita nunca renegó de sus orígenes humildes, antes bien los remarcó para hablar con los pobres como una igual. Su rol como Primera Dama fue importantísimo. Si Perón era la política, ella fue el espíritu del movimiento, la que le dio legitimidad. Creó la Fundación Eva Perón, una institución para asistir a los pobres. Dio por terminado el largo período de la reaccionaria Sociedad de Beneficencia. Organizó también la rama femenina del partido y en 1951 las mujeres argentinas votaron por primera vez. Ganó el Peronismo y ella ya era Evita para todos.
No todo fue idílico, como suele ocurrir en la política. El culto a su nombre, el personalismo exacerbado, la persecución de la oposición, los presos políticos, la censura de la prensa y la imposición de su libro La razón de mi vida como lectura obligatoria, son datos que no pueden eludirse.
En 1947 salió de gira por Europa, vio al Papa, se reunió tanto con personalidades de la política y la empresa como con trabajadores. Visitó hospitales, escribió para la prensa, dio conferencias de prensa. El ritmo agitado fue acompañado por el éxito. Su escala en España fue particularmente importante a pesar de la tirantez con la esposa de Franco, Carmen Polo, obstinada en mostrarle el Madrid histórico y no los barrios obreros.
Evita siempre se colocó un paso atrás de su marido, a pesar de que las masas la aclamaban tanto como la odiaba la oligarquía. Quiso ser vicepresidenta en 1951 pero tuvo la oposición de los sectores más reaccionarios del peronismo. Ya tenía cáncer. Su renunciamiento a la candidatura es uno de sus históricos discursos. Eva Perón murió de un cáncer de útero a la edad de treinta y tres años. Su cuerpo fue embalsamado y robado luego del golpe militar que sacó a Perón del poder en 1955. Recién en 1971 fue enterrada en la bóveda de la familia en el cementerio de La Recoleta, en Buenos Aires.
Su vida fue llevada al cine, al teatro, se escribieron cuentos, novelas y poemas, se hicieron canciones. Podemos destacar Evita, musical de Andrew Loyd Weber y Tim Rice; la película del mismo nombre dirigida por Alan Parker; Eva Perón, pieza teatral de Copi (Raúl Damonte Taborda); «Esa mujer», cuento de Rodolfo Walsh; «Evita vive», cuento de Néstor Perlongher; y Santa Evita, novela de Tomás Eloy Martínez. María Elena Walsh, que no era peronista, le dedicó un hermoso poema.