Nació: en Madrid, España, el 12 de febrero de 1905. Falleció: en Toulouse, Francia, el14de enero de 1994.
Federica Montseny fue una política y sindicalista anarquista española. Fue la primera mujer en ocupar un cargo ministerial en Europa, durante la II República.
Figura ineludible de la España de 1930. Muchas conquistas sociales recientes ya habían sido propuestas por ella en su corto paso como ministra. Tras terminar la Guerra Civil escapa como otros miles hacia la frontera francesa. Su madre, la feminista Soledad Gustavo muere tras cruzarla, su padre se declara anarquista y es encarcelado, su compañero Germinal es encerrado en un campo de concentración. Tras largas peripecias logran 146 reunirse. Ella se salva de ser extraditada a España por estar embarazada.
Federica era hija de los famosos anarquistas Soledad Gustavo y Federico Urales, creadores de la mítica publicación La Revista Blanca. Comenzó a publicar literatura siendo adolescente. Horas trágicas es una novela de 1921, cuando tenía dieciséis años. Comenzó a colaborar al poco tiempo en La Revista Blanca y en Solidaridad Obrera, y publicó su segunda novela La Victoria, en 1925. Era una gran oradora. Se unió a su compañero anarcosindicalista Germinal Esgleas y tuvieron tres hijos: Vida, que nació antes de la Guerra Civil; Germinal, que nació durante; y Blanca, nacida en el exilio.
Su reconocimiento es por su labor dentro de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) desde la II República Española y alcanza su máximo protagonismo en 1936 cuando participa del Congreso de Zaragoza de la CNT. Estaba en Barcelona cuando ocurrió el fracasado golpe de Estado contra la República por parte del ejército. Ese 20 de julio de 1936 escribe: «...el día se extinguía gloriosamente, en medio del resplandor de los incendios, en la embriaguez revolucionaria de una jornada de triunfo popular... pronto la ciudad fue el teatro de la revolución desencadenada. Las mujeres y los hombres, dedicados al asalto de los conventos, quemaban todo lo que dentro de ellos había, incluso el dinero...». Con el comienzo de la guerra integró el comité peninsular de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y el nacional de la CNT.
Ese mismo año fue designada Ministra de Sanidad y Asistencia Social del gobierno de la República. Esto supuso para ella y para el anarquismo un terrible problema. El anarquismo se dedicó a combatir el Estado en toda su historia y ahora ella integraría el gobierno de la República. Lo entendió como Un hecho excepcional en la excepcionalidad del estado de guerra. Su padre le había dicho: «Es la liquidación del anarquismo y de la CNT», pero se equivocaba. Al frente del ministerio emprendió una revolución: creó por primera vez en su país programas de ayuda a los desfavorecidos, transformó los orfanatos, inventó «liberatorios de prostitución» a donde las prostitutas podían aprender oficios varios, Intentó regular el aborto presentando el primer proyecto de ley en España (el resto de los ministros de Largo Caballero se opusieron), cuidó a los refugiados de la guerra. Además, defendió los derechos de las mujeres, dejó de lado su carrera de escritora para ponerse al servicio del sindicalismo, y vivió la mitad de su vida lejos de España tras el fin de la guerra.
En el exilio francés fue perseguida por la policía nazi; el franquismo pidió su extradición -que no consiguió- Vivió en libertad pero bajo vigilancia hasta la liberación francesa. Siguió trabajando toda su vida por el anarquismo. Se opuso al Pacto de la Moncloa y al sistema político constitucional instaurado con la llegada de la democracia en España.
Dice Federica sobre las mujeres en 1932: «¿Hay más humana y más legítima venganza para una mujer joven y bella, casada con un viejo decrépito, sujeta a él, esclava de él por una ley y una moral inhumanas, que el adulterio, la más sabrosa venganza? ...Feminidad, ya lo sabemos, se llamó a la coquetería y a la hipocresía. Las mujeres sencillas y valerosas y las que poseían y poseen un relieve personal, eran y son temperamentos varoniles».