Nació: en Skopje, Macedonia, el 26 de agosto de 1910. Falleció: en Calcuta, India, el 5 de septiembre de 1997.
La Madre Teresa de Calcuta fue una monja cristiana que se instaló en las calles de esa ciudad y trabajó en favor de los más necesitados, congregando a voluntarios de todo el mundo.
Ciudadana hindú, de sangre albanesa y católica en lo tocante a la fe, decía que su corazón le pertenecía a Jesús y su vocación a todos los seres humanos. Tenía poco más de diez años cuando supo que quería ingresar en un convento, y algo más de treinta cuando optó por entregarse al mundo. Abandonó las comodidades de la vida conventual y se internó en las desoladoras calles de Calcuta, consagrando su vida a servir al que padeciera necesidades, y generó una gran onda expansiva.
La India es un país de enormes dimensiones y tiene una de las poblaciones más numerosa del mundo. Allí los privilegiados son pocos y la inmensa mayoría está compuesta por una multitud enferma y desnutrida que vive en condiciones infrahumanas. En ese preciso lugar fue donde eligió radicarse la madre Teresa, pues quería servir a los más necesitados y en este sentido la India era el epicentro.
Había sido bautizada como Agnes Gonscha Boyaxhiu, sus padres pertenecían a la pequeña burguesía albanesa. Tenían una empresa constructora y llevaban una vida holgada, pero fueron estafados y luego el padre murió. Después de lo cual la madre abasteció a su familia abriendo una tienda. Esto es lo poco que ha trascendido de su infancia, además del hecho de que su vocación religiosa se manifestó pronto.
A los 18 fue admitida en la Orden de las Hermanas de Loreto, en la India. Antes tuvo que aprender inglés y finalmente partió rumbo al Noviciado en Darjeeling, y se encontró con que era un importante centro cultural británico en el que las monjas instruían a niños hindúes o ingleses pertenecientes a familias acaudaladas. Agnes, ahora hermana Teresa, cumplió con su trabajo pero a la par dio clases en sectores humildes y aprendió el bengalí y el hindi. Tras veinte años de servicio abandonó el Noviciado.
Había visto las calles sembradas de enfermos y moribundos, y sentía la necesidad de salir del convento. En un principio le negaron el permiso las autoridades eclesiásticas. Pero elevó su pedido al Vaticano y al cabo recibió la autorización. Empezó por tomar un curso de medicina, luego alquiló una casita en un barrio marginal y se dedicó a la enseñanza. Sin proponérselo, la voz se corrió y atrajo cada vez a más niños, y de manera espontánea todos comenzaron a ayudarla. Luego trasladó las clases a las calles para incrementar la concurrencia. Hasta que recibió un donativo para crear una escuela y la gente colaboró con muebles y útiles a modo de agradecimiento.
Con la escuela en marcha y los voluntarios que la seguían, Teresa quiso ir más allá y ayudar a los leprosos, tuberculosos, borrachos y todo tipo de desahuciados y enfermos que eran abandonados a su suerte. Se propuso crear un lugar para ellos y comenzó a pedir ayuda, y tras conseguir los permisos y autorizaciones reglamentarios, los dos grandes barracones que le habían concedido empezaron a funcionar.
Hasta su muerte no se detuvo. Su figura se hizo notoria cuando fue descubierta por los medios de comunicación, y esto le permitió conseguir fondos para fundar Misiones de la Caridad a lo largo y ancho del globo. Incluso fue premiada por su trabajo.
Vivió ochenta y siete años y murió víctima de un paro cardíaco. Su figura se ha convertido en un referente cristiano, pero además resulta Inspiradora para personas de diversas creencias en el mundo entero.
Tras establecer oficialmente en Calcuta la congregación de las Misioneras de la Caridad, la Madre Teresa comenzó a enviar a sus Hermanas a trabajar en otras partes de India. La buena recepción que tuvo esta iniciativa animó a Teresa a abrir nuevas casas en todos los continentes y países, incluyendo la antigua Unión Soviética, Albania y Cuba, y convocando a personas de distintas creencias y nacionalidades. Hoy, nadie discute su ejemplar tarea.